La Asamblea de Izquierda Unida de San Sebastián de los Reyes quiere hacer pública su postura de rechazo frontal a la intervención miliar de Libia en la que se embarcado el gobierno del PSOE, con el apoyo entusiasta del PP, y con la única oposición en sede parlamentaria de Izquierda Unida y el Bloque Nacionalista Galego.
Aunque se haya cubierto con una piel de cordero de legalidad la "Coalición de París" es inmoral e ilegítima, y se equipara a aquella "Coalición de las Azores" de funesto recuerdo.
Es evidente, pero queremos destacar que las causas de esta intervención militar no son los derechos humanos ni la democracia en Libia, cuestiones que en nada preocupaban a los partidos del turno hasta ayer y que siguen sin importarles en el resto del mundo.
Por el contrario las razones de la intervención son los intereses: intereses geoestratégicos, económicos, energéticos y políticos.
Aquí no se esta aplicando la doctrina de la "obligación de proteger", sino más bien la más antigua y consolidada del "patio trasero". Las propuestas de embargo de armas y sanciones políticas y diplomáticas a Israel, Arabia Saudita o Marruecos hasta que respeten los derechos humanos encuentran la firme oposición de los que hoy apoyan la intervención en Libia.
La guerra en Libia provocará más sufrimiento, más refugiados dentro y fuera de Libia y más enfrentamientos. Enconará la situación y dificultará la solución del conflicto. Sobre esto ya tenemos sobrada experiencia de otras intervenciones recientes, Iraq y Afganistán por citar dos.
Para luchar a favor de la democracia en el norte de África la guerra es el peor método. Los bombardeos, lejos de alimentar la esperanzadora ola de revueltas democráticas del mundo árabe que ya ha derrocado a dos títeres de occidente supondrán un gran freno ya que desde ahora existirá la duda sobre que intereses defiende realmente, si los de los pueblos oprimidos por las dictaduras o las de las potencias occidentales.
Ahora mismo hay en el mundo 32 conflictos similares al de Libia. En decenas de lugares un gobierno despótico sojuzga y extermina, ya sea un pueblo, una tribu o al que piensa de forma distinta.
No puede ser la guerra la forma para acabar con esas situaciones. Sería demencial porque y nos llevaría a un conflicto mundial permanente. Ni el bombardeo de Rabat o el de Tel Aviv solucionarían las ocupaciones del Sahara o Palestina. La guerra no es el camino.
Tampoco es cierto que no haya alternativas, y es una deformación interesada insinuar que los que nos oponemos a la locura bélica propongamos cruzarse de brazos. No tenemos recetas mágicas ni bolas de cristal, pero aún así el fin no justifica los medios y rara vez los pirómanos apagan los incendios.
Además, es especialmente repugnante que quienes velada o abiertamente acusan al movimiento pacifista y de solidaridad internacional, del que IU se siente partícipe, de mirar para otro lado o incluso de apoyar al dictador libio sean los que entierran la justicia universal; siguen con la venta de armas a países más que dudosos en cuanto a derechos humanos; reconocen que “es más lo que nos une que lo que nos separa” de dictadores, y en el caso concreto de Libia hasta ayer se paseaban (literalmente) de la mano de Gadafi y le agasajaban con los mayores honores.
Las hemerotecas rebosan ejemplos, pero por poner sólo dos:
Gadafi tiene las llaves de la ciudad de Madrid desde 2007, entregadas en acto solemne por el alcalde Alberto Ruiz Gallardón, con la complicidad del PSOE en la capital y la única oposición de Izquierda Unida, que se negó a asistir al acto.
Desde que en 2007 José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono visitaran Libia se ha incrementado en un 7700% la venta de armas a Gadafi hasta los 1.500 millones de euros.
Hay alternativas. En el caso de Sudáfrica no hubo bombardeos y el régimen del Aparheid pasó a los libros de Historia y fue sustituido por una democracia hoy consolidada.
Lo que debe hacer la comunidad internacional es utilizar al máximo los medios civiles de los que dispone: bloquear las cuentas de los tiranos, someterlos a embargos efectivos de armas para que no tengan medio de reprimir a sus pueblos y tomar medidas para aislar políticamente a esos regímenes. Esas medidas tuvieron éxito en el caso de Sudáfrica, han tenido también éxito en otros países y no tienen por qué dificultar las cosas en el caso de Libia.
Por último IU San Sebastián de los Reyes quiere reafirmar su pasión por la unidad de la izquierda y su compromiso unitario de lucha. Sólo la visión corta de otros colectivos de la izquierda social y política de Sanse, que no parecen ver más allá del mes mayo, ha evitado las acciones conjuntas que la situación exige.